Cuando uno de los integrantes de una pareja vive con VIH y el otro no, reciben el nombre de «parejas serodiscordantes» o «parejas de estado mixto». Una vida sexual saludable, plena y responsable es posible tras un diagnóstico positivo.
El sexo no muere después del VIH.
Tras la detección de un virus como el VIH se puede pasar por periodos de miedo, enojo y tristeza, esto puede incluso aislarnos y paralizarnos. No obstante, estas etapas son parte de un proceso de asimilamiento. Si se tiene una pareja más o menos estable, es probable que a la relación la asalten dudas, angustia y temor a lo desconocido. En ocasiones es necesario recurrir a ayuda de profesionales.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), calcula que alrededor del mundo, la mitad de las personas que viven con vih y están en una relación de pareja a largo plazo, tienen un compañero seronegativo. Se estima además que la mitad de las personas que viven con vih no saben de su condición, mucho menos conocen la situación de su compañero o compañera. Por ello la OMS recomienda hacerse los exámenes para detección de vih juntos y recibir juntos el asesoramiento.
Parejas serodiscordantes, una vida como cualquier otra
Recibir un diagnóstico positivo al vih no es un impedimento para enamorarse, casarse, sentir, amar o llevar una vida sexual plena y llena de satisfacciones. El inicio oportuno del tratamiento, con el fin de una pronta adherencia, mejora la vida de las personas que viven con vih, reduciendo la infección a niveles indetectables. Para lograrlo se debe ser constante en la toma de los medicamentos antirretrovirales, llevar una buena alimentación, realizar actividad física y descansar de manera adecuada. Además el uso del condón debe de ser una constante en las relaciones sexuales, previniendo ITS, el VIH y las reinfecciones.
Información y comunicación después del VIH
Tras obtener el diagnóstico positivo, los primeros encuentros sexuales pueden estar plagados de dudas, y miedo. Esto tanto por parte del miembro vih negativo por contraer el virus, como del que vive con vih a transmitirlo. Es fundamental que estos miedos no interfieran en el deseo, para ello el mejor recurso es la información. La implementación de nuevas conductas y el cuidado en las prácticas sexuales, así como contar con los datos adecuados para discernir entre lo que es seguro y lo que no, es una nueva manera de estar conectados. De manera similar, es prioritario hablar sin prejuicios sobre los deseos, necesidades y fantasías que cada uno de los integrantes de la pareja tiene.
«Sin gorrito no hay fiesta»
El condón sigue siendo uno de los aliados más valiosos en las relaciones homosexuales, más aún en el tema que nos atañe. Aunque propiamente es un método de barrera, lo mejor es comenzar a verlo como un complemento que integrará a la pareja. Su colocación de manera incorrecta o incluso un defecto en el mismo preservativo puede hacer que este se rompa, en este caso se cuentan con 48 horas para acudir a un centro de salud, para que el miembro negativo de la pareja reciba el tratamiento preventivo adecuado.
Cabe señalar varios puntos realmente importantes:
- El uso de dos preservativos a la vez NO DISMINUYE el riesgo de transmisión de vih y otras infecciones; al contrario, la fricción generada entre ambos puede hacer que estos se rompan.
- Es importante que los preservativos elegidos cuenten con las normas de control de calidad necesarias (IRAM/ISO).
- Si tenemos algunos condones guardados por un tiempo significativo, debemos considerar almacenarlos en lugares frescos y poco calurosos (no, la cartera no es un buen lugar), además de revisar que su fecha de vencimiento sea aún vigente.
- Los preservativos deben ser responsabilidad de todos los involucrados en la sesión de sexo, no solo su utilización, sino también su abastecimiento.
«Una no es ninguna»
Es muy común que tras un periodo de cuidados exitosos en los que se logre evitar la transmisión del vih al miembro negativo de la pareja, la cautela y la prudencia mengüen. «Con una vez no pasa nada», «Nunca me ha dado nada, ¿por qué lo voy a contraer ahora». ¡¡¡NADA!!! La voluntad para el uso del condón no debe disminuir, incluso si el riesgo de transmisión no es visible, los cuidados deben volverse parte de una rutina.
En lo público y en lo privado
Es importante un común acuerdo con respecto a quién tendrá acceso a la información del estado serológico de la pareja, ya que los cambios pueden afectar tanto el ámbito íntimo como el marco de las relaciones sociales. Para ello, la confianza mutua es fundamental, ya que probablemente el rechazo y la discriminación se hagan presentes y pueden tener repercusiones en la pareja.
La información no solo debe ser dirigida hacia la persona que vive con vih, su compañere también necesita de ella. Es normal que durante el tratamiento haya situaciones que generen incertidumbre y afecten los estados de ánimo: altas y bajas de CD4 y carga viral, así como los comienzos y cambios en la medicación. En este punto la comunicación y la información son herramientas indispensables. De igual manera, los análisis cada 6 meses por parte del integrante seronegativo, brinda seguridad y tranquilidad a la relación.
«¿Y los niños pa’cuándo?»
Si desean tener un hijo, el ser una pareja serodiscordante no tiene por qué ser un impedimento para lograrlo, tienen el derecho legítimo y el argumentar su condición serológica para negárselos significaría una discriminación inaceptable. En la actualidad, es posible que mediante el tratamiento oportuno a la embarazada que vive con vih, el riesgo de transmisión se vea reducido inclusive a menos del 2%.
En caso de ser la madre quien vive con vih, las medidas para evitar transmitir el virus al bebé van desde el diagnóstico oportuno, la medicación antirretroviral a partir del segundo trimestre de embarazo, cesárea y la sustitución de la leche materna. En cambio si es el padre quien porta el virus, existen técnicas de centrifugado de esperma (mediante ello se logra separar el virus de los espermatozoides), posteriormente mediante inseminación artificial es posible el embarazo, reduciendo el riesgo de infección.
Riesgos a tomar en cuenta siendo serodiscordantes
Existen distintos grados de transmisibilidad del vih, estos dependen de múltiples factores que influyen de diferentes maneras en la posibilidad del riesgo:
- Primeramente, los factores personales. Cualquier situación que incremente la carga viral, obviamente aumenta el riesgo; el momento de la infección, ya que si es durante la etapa de la infección aguda, el riesgo es mayor; el tratamiento TAR (tratamiento antirretroviral), mientras mayor adherencia al tratamiento tenga la persona infectada, menos capacidad de infección existe.
- En segundo lugar, los factores del propio virus. Esto es, según el tipo de virus, mayor o menor capacidad de transmisión tendrá.
- Otros factores a tomar en cuenta son los que dependen de la persona en riesgo, su estado inmunológico, la presencia de otras infecciones de transmisión sexual e incluso su género o el rol sexual en el caso de hombres que tienen sexo con otros hombres (en el caso de las relaciones heterosexuales, las mujeres son más vulnerables a la transmisión; en una relación homosexual masculina, el pasivo corre un riesgo mayor, ya que reciben una mayor cantidad de fluidos tanto en la penetración como en el sexo oral).
- El tipo de práctica sexual es otro factor. En el sexo anal hay un mayor riesgo en comparación con el sexo vaginal, así como el riesgo es menor en el sexo insertivo (activo) que en el receptivo (pasivo).
- Además de por los motivos biológicos ya mencionados, en una pareja heterosexual la mujer puede encontrarse en un estado de mayor vulnerabilidad, debido a estereotipos machistas y factores culturales como una menor capacidad de negociar el sexo seguro.
Viviendo con VIH
Todas las vías de transmisión deben quedar cubiertas y los cuidados deben extremarse para las parejas serodiscordantes. Si durante el sexo existe contacto con sangre, fluidos manchados con sangre o secreciones, es importante el uso de guantes de látex (antes y después de su colocación se deben lavar las manos con agua y jabón). Se debe utilizar una mezcla de agua y lejía al 10% durante 20 minutos para el lavado de utensilios, recipientes y superficies que puedan estar manchados de sangre o secreciones corporales. Si hay alguna posibilidad de salpicarse de sangre o vómito, es conveniente usar mascarilla en boca y nariz así como goggles. El lavado de ropa y sábanas puede ser con el resto de la ropa familiar, salvo que contengan sangre u otros fluidos corporales; de igual manera la vajilla y los cubiertos pueden ser utilizados sin distinción y no requieren de lavado especial.
Si la persona infectada con vih requiere del uso de agujas o jeringas, NO se debe manipular la aguja (no intentar poner de nuevo al capuchón de la jeringa), tampoco hay que doblar, romper o sacar la aguja de la jeringa. Al terminar su función, la jeringa debe ser desechada en un contenedor especial para su recolección.
Las toallas de papel, vendas de heridas, compresas, tampones vaginales u otros objetos manchados de sangre, semen o fluidos vaginales, que no pueden tirarse por el inodoro deben ser depositados en una doble bolsa de plástico y desecharse con el resto de la basura. Si por accidente alguien se pincha con una aguja usada, debe lavar la zona con agua y jabón, para posteriormente acudir a una valoración médica para la prescripción de profilaxis postexposición no ocupacional.
Más morbo, menos prejuicios
Cada práctica sexual conlleva un nivel de riesgo en cuanto a la transmisión del vih u otras infecciones. Poder disfrutar del sexo en cada una de ellas depende del ingenio y la disposición que se tenga para ello.
- Los besos. Puede ser el beso más profundo, puede involucrar lamer o chupar el cuerpo y aún así no tener ningún riesgo de transmisión. Ni lamiendo ni siendo lamido, simplemente la saliva no transmite el virus. Este fluido contiene una sustancia llamada Inmunoglobulina y de hecho actúa como protectora contra las infecciones en general. Por otro lado, la mucosa oral –a diferencia de la anal-, es una de las más resistentes en el cuerpo humano. Aquí habrá que hacer énfasis en el sentido común ¿es cómodo un beso con alguien a quien le sangre la boca? ¿o que le acaben de sacar un diente? ¡Higiene y precaución, chiques, higiene y precaución!
- Un beso negro o rimming (lamer o estimular con la boca y la lengua el ano y la zona perineal) no se considera tampoco una práctica de riesgo para la transmisión del vih (es menor al 1%), aunque todo tiene sus excepciones -por ejemplo, después de practicar fisting o penetración hardcore, ya que pueden quedar restos de sangre en la zona-. Lo mejor en estos casos es el método de barrera, bastará un condón cortado a lo largo o un trozo de vitafilm (ese plástico delgado y autoadherente que se usa para cubrir alimentos) para evitar el contacto directo de la boca con la sangre. Esta práctica SÍ es considerada de riesgo para otras infecciones, como la hepatitis A (para ello existen vacunas). Recibir el beso negro tampoco es una práctica de riesgo, ya que sólo se está en contacto con la saliva de la otra persona.
- Lamer dedos para los juegos preliminares no implica riesgo de transmisión, aunque si se introducen en el ano y después de nuevo a la boca, sí representa un riesgo para contraer hepatitis A. Podemos usar guantes de látex o cubrir con un condón la mano si tenemos alguna pequeña herida o padrastros. No dejemos de pasarla bien, ¿recuerdas que te hablaba de la creatividad y la disposición?
Todes tenemos derecho a decidir la manera en la que vivimos nuestra sexualidad y a tener acceso a la información que nos permita llevar esto a cabo. ¡El sexo es libertad!
Si una persona vive con vih y está siendo tratada correctamente puede conservar una carga viral indetectable; después de seis meses con estos resultados se le considera Indetectable aún sin el uso del condón y habiendo eyaculación (Indetectable= Intransmisible). Recuerda que hay otras infecciones de transmisión sexual, muchas de ellas aún sin cura o tratamiento.
Vive tu sexualidad de la manera que mejor te resulte, hazte responsable de ello.
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