El lenguaje inclusivo es una práctica lingüística que busca evitar la discriminación cotidiana. Un idioma sirve, entre otras cosas, para aprender a nombrar nuestro entorno a través de valores establecidos por la sociedad; si este no es incluyente, refuerza estereotipos, denosta e invisibiliza, genera prejuicios y conductas discriminatorias.

Atención, este post contiene altos contenidos de inclusión.
Su consumo no es apto para onvres machos; cálidas, hogareñas y femeninas terfas; guardianes fundamentalistas del castellano (¡joder, tío!); ni para tías religiosas  ̶m̶a̶l̶ ̶c̶o̶g̶i̶d̶a̶s̶. Se recomienda discreción. Si persisten las molestias, EDÚQUESE.

LENGUAJE INCLUSIVO || UN LENGUAJE PARA TODES
El lenguaje inclusivo es una práctica lingüística que busca evitar la discriminación cotidiana.

La letra con sangre entra.

Se dice que la historia la escriben los vencedores. Durante años, dicha «victoria» ha quedado de manera exclusiva en las manos del onvre (el onvre, como espécimen genérico, que no como especie, que ya desde allí comienza el conflicto). Por lo tanto, la historia de la victoria se ha escrito a imagen y semejanza de este conflictivo ser en decadencia. El lenguaje con el que nos hemos acostumbrado a comunicarnos es un reflejo de la psique humana y a través de él se ha asignado a hombres y mujeres roles definidos e irrevocables (ya veremos, ya veremos…), los cuales han construido una cultura que propicia, fomenta e incluso enaltece la violencia de género.

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Si un lenguaje no es incluyente, refuerza estereotipos, denosta e invisibiliza, genera prejuicios y conductas discriminatorias.

… sino del que lo hace culpable.

Pero la falta no es de nuestro bello español, la pobre O no ha cometido ningún delito (ni la mustia A es una santa, déjame te digo). La bronca es el uso discriminatorio y sexista con que aquellos vencedores han escrito la dichosa historia. Al ser el lenguaje al final una construcción social -no lo inventó diosito ni la pachamama, ¿ves?- sus vicios y defectos se han normalizado, dificultando que identifiquemos sus lados flacos (como la invisibilización y la opresión a minorías), normalizando también los comportamientos que conllevan. El lenguaje inclusivo es una herramienta que busca el reconocimiento de las personas como sujetas de derechos humanos y fortalece el camino hacia su autonomía. Al cambiar “a” y “o” por “e” ya no se asume que el otro es varón o mujer, simplemente se nombra sin necesidad de identificarlo con determinado género.
Los, las y les trans no se sienten identificados con “todos” y “todas”. Algunos somos hombres, algunas son mujeres, pero hay quienes no se identifican ni como hombre ni como mujer.

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Algunos somos hombres, algunas son mujeres, pero hay quienes no se identifican ni como hombre ni como mujer.

“Es una aberración del lenguaje” Mario Vargas Llosa.

Una vez más, Varguitas: el lenguaje inclusivo busca crear conciencia de la injusticia, no deformar el lenguaje; el lenguaje inclusivo no pretende ser gramático, su pretensión es social. Si bien perturba y pone el dedo en la llaga, es con un fin específico. Es un fenómeno político, y como tal, las violentas reacciones en su contra, son políticas, por parte de quien no quiere perder sus privilegios. El lingüista Santiago Kalinowski señala: “El masculino genérico es un universal lingüístico, porque es un universal humano la desigualdad entre el hombre y la mujer

El lenguaje inclusivo en la legalidad.

De acuerdo al Artículo 5 de la Ley para Prevenir y Eliminar la Discriminación del Distrito Federal, discriminación es: “la negación, exclusión, distinción, menoscabo, impedimento o restricción de alguno o algunos de los derechos humanos de las personas, grupos y/o comunidades, estén o no en situación de discriminación imputables a personas físicas o morales o entes públicos con intención o sin ella, dolosa o culpable, por acción u omisión, por razón de su origen étnico, nacional, raza, lengua, sexo, género, identidad indígena, identidad de género, expresión de rol de género, edad, discapacidad, condición jurídica, social o económica, apariencia física, condiciones de salud, características genéticas, embarazo, religión, opiniones políticas, académicas o losócas, identidad o liación política, orientación sexual o preferencia sexual, estado civil, por su forma de pensar, vestir, actuar, gesticular, por tener tatuajes o perforaciones corporales, por consumir sustancias psicoactivas o cualquier otra que tenga por efecto anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, de los derechos y libertades fundamentales, así como la igualdad de las personas frente al ejercicio de derechos. También será considerada como discriminación la bifobia, homofobia, lesbofobia, transfobia, misoginia, xenofobia, la segregación racial y otras formas conexas de intolerancia, el antisemitismo en cualquiera de sus manifestaciones”. Resumiendo: Be cool, don’t be culo, que nada te cuesta.

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“Los idiomas tienen una estructura natural que no debemos de alterar”
Darío Villanueva, exdirector de la RAE.

El lenguaje inclusivo ya es obligatorio en la comunicación del Gobierno mexicano y los funcionarios.

Desde el 2019 fue puesto en práctica un código de ética para los funcionarios públicos mexicanos. Esto con la instrucción de eliminar la discriminación (por lo menos verbal) de las instituciones gubernamentales, pero tras siglos y siglos bajo el dominio del machismo, esta política está lejos de ser suficiente, ya que no se trata de modificar el lenguaje, sino de la manera en la se ve a otras personas y cómo nos relacionamos con ellas; implica un cambio en la manera de pensar, que bien puede iniciar por medio del lenguaje. Es un proceso largo, pero que vale la pena para brindar un trato igualitario a todos los individuos.
Si bien el inclusivo se ha hecho obligatorio para las instancias gubernamentales, al ser un pronunciamiento político, no se busca imponerlo a nadie. Los pronunciamientos políticos no se imponen si uno quiere que tengan poder.

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«Las palabras no significan lo que dice el diccionario, sino lo que las personas hacemos con ellas.»
Juan Eduardo Bonnin, lingüista.

«Ini misqui piguidi in li pirid»

El uso de la E en lugar de la O o la A ha sido sumamente criticado por la sociedad. Hace años se comenzó sustituyendo la letra que «aportaba el género» de la palabra por una @, posteriormente ésta se sustituyó por una X, pero ambos caracteres acarreaban el dilema de su imposible pronunciación. Sí, se había «inoculado» la palabra con una dosis de inclusión ¿pero ahora cómo pronunciamos «niñxs», «ciudadan@s» o «legisladorxs»? Por ello se ha optado por el uso de la letra E. Esta medida es meramente voluntaria (se puede no utilizar y aún así hablar «inclusivamente»); a algunas personas podrá parecerles ridículo y complicado implementar esto en la vida diaria, y está bien, aunque es importante respetar a quien la use.

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¿cómo pronunciamos «niñxs», «ciudadan@s» o «legisladorxs»?

A, o, e, x, @

El lenguaje implica pensar en nuevos caminos para llegar al mismo destino. En eso les diverses tenemos experiencia, como cuando hablamos con alguien que no es de nuestra entera confianza o con quien aún no «salimos del closet» (meehh 🙄), muchos dicen (decimos) «mi pareja», en lugar de «mi novio» o «mi novia»; «es alguien increíble y súper inteligente», en lugar de «es un hombre/ mujer increíble y súper inteligente»; hasta llegamos a decir «sí, claro, le amo»… jajaja no te hagas…

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El lenguaje implica pensar en nuevos caminos para llegar al mismo destino.

¿La juez? ¿la jueza? ¿la presidente? ¿la presidenta?
LA SIRVIENTA.

Han sido demasiados siglos en que el lenguaje se utiliza para perpetuar el machismo en las sociedades; son aceptadas determinadas palabras para hablar de un oficio, mientras este oficio cumpla con los estereotipos que pensamos son propios del género propio de la palabra. Pero lo que no se nombra, no existe.
Es curioso que la mayoría de los lenguajes utilicen el masculino para referirse también a la otra mitad. Cuando se dice “Cómo están todas?” y hay un hombre, inmediatamente brinca y se siente incómodo. Se habla de él o ella, señores y señoras, mexicanos y mexicanas, hombres y mujeres, pero si reducimos todo a él o ella queda fuera quien no se identifica con ningún género.

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En el lenguaje binario, lo que no se nombra, no existe.

Un lenguaje para todes

El reto del lenguaje no sexista es incluso divertido. Si dejamos de hablar de «los estudiantes», no forzosamente tenemos que decir «los y las estudiantes», se puede decir «el alumnado» o «quien estudia»; no es necesario decir «los políticos y las políticas», podemos decir «quien parasita del pueblo» 😜

«El idioma sucede, es como el amor. El idioma encuentra, como el agua, su camino para discurrir.
Si ese es el destino de esta forma de hablar, encontrará sus hablantes»

Alejandro Dolina, escritor, conductor y filósofo.

¿Tú eres partidarie del lenguaje inclusivo?
¿De qué manera crees que influya su uso en la vida diaria?
¿Qué medida propondrías para comenzar a erradicar la discriminación por género?

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