Los Ecosig (Esfuerzos por Corregir la Orientación e Identidad de Género), son terapias correctivas o de deshomosexualización (sic). Estas prácticas buscan «desarrollar la heterosexualidad» atentando contra la salud, el bienestar, la autonomía y la dignidad de las personas que son sometidas a ellas y, en muchos de los casos, atentan también contra sus derechos humanos, por ello representan un serio peligro para la construcción de una sociedad libre y justa.
Una victoria
Hace más de treinta años, el 17 de mayo de 1990, la OMS eliminó la homosexualidad de su Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y otros Problemas de Salud. Pese a ello aún hay gente que recurre a este tipo de tratamientos; en su mayoría, adolescentes hijes de padres asustados; personas LGBT+ religiosas que luchan por encontrar un lugar donde puedan sentirse plenamente aceptadas; gente a la que en un contexto religioso se les ha dicho que su sexualidad es inaceptable y en el mundo gay su fe puede ser vista como inoportuna, acuden a la terapia en búsqueda de una solución.
El viernes 24 de julio del 2020, el Congreso capitalino avaló el dictamen presentado por las Comisiones Unidas de Administración y Procuración de Justicia y de Derechos Humanos con respecto a las reformas al Código Penal local para tipificar como delito las llamadas “terapias de conversión“, esto con cuarenta y nueve votos a favor, nueve en contra y cinco abstenciones.
Un riesgo para la salud
El Código Penal local considerará como delito contra el libre desarrollo de la personalidad y la identidad sexual aquellas conductas que obliguen a una persona a recibir una «terapia de conversión». Quien sea responsable de ello podrá ser sentenciade a una pena de dos a cinco años de cárcel y de 50 a 100 días de trabajo comunitario. Además, si la terapia fuera impartida a un menor de 18 años de edad o una persona que no tenga capacidad para comprender el significado del hecho, o que no tenga la capacidad para resistir la conducta, la pena se aumentará en una mitad y se perseguirá por oficio.
La Organización Panamericana de la Salud, señaló en el 2012 a estas terapias por su falta de justificación médica y la amenaza que representan para la salud y el bienestar de las personas involucradas.
En México, la Comisión Ejecutiva de Atención a las Víctimas señaló en mayo de 2017 a las supuestas terapias de conversión como violatorias de los derechos de la comunidad LGBTI, llamándolas un riesgo para su salud. Por ello, se debe sancionar a las personas que pretendan corregir, restringir, modificar o anular la orientación sexual o expresiones de género de cualquier individue (desde los familiares hasta los profesionales de la salud que se presten a ello).
Mi amigo el brujo fue y me dijo cómo hacer…
Los abusos a los derechos de los «pacientes» van desde coerción y falta de consentimiento; privación ilegal de la libertad; violencia verbal y amenazas; uso forzado de medicamentos; violaciones sexuales; terapias de aversión; electroshocks; diversas clases de tortura emocional; internamientos forzados en «clínicas» y hasta exorcismos.
Hay casos en que se recurre incluso a métodos como la regresión a vidas pasadas, una forma controvertida de hipnoterapia que supuestamente te permite acceder a recuerdos de tus vidas anteriores (en estas sesiones se busca encontrar «pecados» que se han cometido en vidas pasadas, que nos han «vuelto gays». Quedé.).
Otra de estas tácticas del miedo es el reprocesamiento por movimientos oculares (EMDR). Es un método relativamente nuevo y los científicos no están muy seguros de cómo funciona, pero parece que reduce los síntomas del trastorno de estrés postraumático en algunas personas. En él se le pide al paciente que piense en cosas que le asustan o que no le parecían atractivas, como tener relaciones sexuales con alguien del sexo contrario, mientras hacen que sus ojos sigan la pluma del terapeuta de lado a lado.
Como parte de la «terapia», en ocasiones se le prohíbe al «paciente» que hable con mujeres para evitar volverse afeminado y se le ordena que conviva más con otros hombres para hacerse más «varón», así como tomar Viagra y recrear los casos de abuso sexual que supuestamente los habían llevado a la homosexualidad.
Terapias de deshomosexualización
Existen diferentes tipos de terapias:
Las que utilizan como base la religión y los medicamentos, realizadas con frecuencia por instituciones religiosas; estas incluyen prácticas como poner al «paciente» a rezar oraciones y a ingerir medicamentos. Algunos reportes afirman que estas terapias incluyen el consumo de medicinas como Ludiomil y Dogmatil, químicos utilizados para tratar desórdenes psicológicos o neurológicos.
La terapia de aversión es una terapia utilizada con mayor frecuencia en el pasado. Consistía en inyectar al «paciente» altas cantidades de adrenalina para para ser llevade a un estado de miedo extremo. Una vez allí, se le proyectaban imágenes con contenido homoerótico para provocarle un rechazo. Sí, tal como lo viste en La Naranja Mecánica.
Un método prohibido aunque utilizado, es la castración química. Esta se realiza con el uso de inyecciones y la ingesta de medicamentos que provocan una disminución en la producción de hormonas, lo cual reduce la libido en el ser humano. Puede ser realizada por medio de inyecciones intramusculares utilizadas para tratar padecimientos relacionados con el sistema reproductivo y cáncer.
Otro sistema es a través de pláticas y terapia, estas conferencias y charlas son principalmente promovidas por organizaciones religiosas. Algunas veces son realizadas con el consentimiento de los pacientes, ya que con mayor frecuencia se disfrazan de terapias psicológicas o de autoayuda, cuando en realidad su objetivo es la conversión sexual.
Ecosig, desarrollando heterosexualidad.
El problema con estas «clínicas» es que ahora se han maquillado como grupos de superación personal o de autoapoyo. Se respaldan alegando que la terapia psicológica que ellos ofrecen está pensada para ayudar a las personas que, en el marco de sus vivencias, se enfrentan a procesos que no les permiten vivir con plenitud. Venden su «tratamiento» como un ejercicio de acompañamiento para enfrentar retos y que no atenta contra la integridad física o emocional de los pacientes. Los centros suelen estar conformados por grupos de psicólogos cristianos cuya meta es ayudarte a «salir de la homosexualidad». Ya no hablan de la homosexualidad como una enfermedad. Han transformado su discurso, pero no sus objetivos, pues buscan «desarrollar la heterosexualidad» en pacientes homosexuales.
Defendiendo lo indefendible
Por más aborrecible que parezca esta práctica, grupos como el Frente Nacional por la Familia se han manifestado en contra de las reformas acaecidas el pasado julio bajo distintos argumentos:
- Que la iniciativa atenta contra el derecho de la libertad de las personas a ejercer su libre desarrollo de la personalidad, esto es, «la posibilidad de que cualquier individuo, sin coacción, ni controles injustificados, pueda ser como quiere ser siempre que sea mayor de edad (…) dicho derecho humano permite que cualquier persona pueda ser heterosexual y solicitar ayuda para ello a sus seres queridos o profesionales».
- Que «criminaliza algo lícito derivado del auxilio a quien solicite ayuda siendo mayor de edad (…) para convertirlo en ilícito a los profesionales y padres de familia a otorgar dicha ayuda como seres humanos y profesionistas».
- Que atenta contra el derecho de los niños y niñas heterosexuales a solicitar «ayuda voluntaria» de sus padres y profesionistas y que coarta el derecho de que cualquier persona física o moral se dedique a la actividad lícita que ella quiera y manifieste sus ideas.
- Y que viola el derecho que tienen los padres «de educar a sus hijos como ellos determinen en lo cultural, religioso, salud, orientación sexual mientras sean menores y religión».
Los ecosig son un fraude, carecen de justificación médica. Aplicar este tipo de terapias va en contra del consenso internacional que reconoce que la homosexualidad es tan solo una variación de la sexualidad humana, no una enfermedad, ni una patología. Cualquier intento por modificar la orientación sexual de alguien debe desalentarse o prohibirse, pues hay evidencia que demuestra que este tipo de prácticas tienen efectos adversos como ansiedad, desadaptación social, inadecuación, depresión, insomnio, sentimientos de culpa y vergüenza e incluso el suicidio.
¿Conoces a alguien que haya pasado por una de estas experiencias?
¿Qué crees que haga falta para erradicar este tipo de prácticas?
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