«En la Florencia del renacimiento, la homosexualidad y la bisexualidad no eran castigadas de la misma forma que en otras ciudades. Este tema era un tópico de elección propia; cada quien tenía libertad sexual, y la homosexualidad era algo bastante común.»
Florencia, la cuna del renacimiento, una ciudad esplendorosa en el centro de Italia, hogar de algunas de las obras artísticas más importantes de la historia, tales como El nacimiento de Venus de Boticelli, el David de Miguel Ángel, los palacios mediceos y el duomo de Brunelleschi.
Esta ciudad que fue la capital del arte durante el renacimiento, conoció su cúspide en el 1400’s gracias a la padronanza de la familia Medici y fue una ciudad que cambió los rumbos de la historia, no sólo por producir cientos de las obras de arte más importantes de la historia, sino también por ser la ciudad renacentista más liberal del momento.
La Florencia LGBT+ del renacimiento
En la Florencia del renacimiento temprano, la homosexualidad y la bisexualidad no eran castigadas de la misma forma que en otras ciudades europeas de esa época, en las que tenían como sanción, trabajos forzados o incluso en algunos casos la pena de muerte. En Florencia este tema era considerado un tópico de elección propia, cada quien tenía libertad sexual, y la homosexualidad era algo bastante común.
Las libertades que daba Florencia a sus citadinos conllevó a que otras ciudades emitieran prejuicios en contra de Florencia y la marcaran como una ciudad «del pecado» e incluso juzgaron a los florentinos como «promiscuos» , siendo discriminados injustamente, entre otras por los genoveses, que en su momento prohibieron que tutores y profesores florentinos enseñaran en Génova por miedo a que «corrompieran la mente de sus alumnos».
El oficio de la noche
Génova no fue la única. Estos estigmas se extendieron en todo el continente europeo causando discriminación hacia la ciudad a tal punto, que en el año 1432 se llevó a cabo un cambio radical en la sociedad Florentina; desde el Vaticano, el pontífice Eugenio IV envió una comisión especial llamada «el oficio de la noche» que inició una investigación para condenar a los homosexuales habitantes de Florencia, para lo cual, se ubicaron una serie de cajas donde los habitantes, bajo la complicidad de la noche, podían hacer acusaciones de forma anónima.
A lo largo de 70 años, el «oficio de la noche» juzgó a 17 000 hombres… una suma importante, sobretodo tomando en cuenta que la ciudad contaba con una población media de 20 000 hombres. Las condenas dependían de un caso a otro: si eran una pareja en la que ambos estaban solteros, debían pagar solamente una multa; pero si involucraba a alguien casado o a un menor de edad, las condenas eran mucho más fuertes, tales como trabajos forzados, que, entre otras, el famoso Leonardo Da Vinci tuvo que cumplir.
Donatello
Donatello, artista considerado por muchos historiadores como uno de los más importantes escultores del inicio del 1400’s, nació en Florencia en 1386 en una familia de cardadores de lana. A los 20 años entró a formarse en un estudio orfebre donde su talento fue reconocido y recomendado para entrar a estudiar en el estudio del famoso Brunelleschi, quien fue no solo su mentor, sino también su amigo durante casi toda su vida.
Gracias a su singular talento en la orfebrería trabajó con Lorenzo Ghiberti en el pedido de La puerta del paraíso para el baptisterio de Florencia, donde, entre otras, tuvo que elaborar unas figuras en mármol que le hicieron ampliar sus percepciones ante las posibilidades artísticas y no limitarse al uso de los metales.
Los Medici
A lo largo de su carrera Donatello fue ganando fama en el panorama fiorentino, creando obras cada vez más importantes, colaborando con otros artistas del momento, como Michelozzo en el reconocido trabajo del Sepulcro del Antipapa o en el púlpito de Prato, siempre evolucionando su técnica hasta captar la atención y convertirse en el protegido de la familia de mecenas del momento: los Medici.
«El sustituto ideal de un novio viviente»
Donatello no solo es conocido mundialmente por el excelente manejo de la técnica y finos acabados de sus obras, sino también por la libertad sexual que expresa en ellas, rompiendo los paradigmas del arte del temprano renacimiento, representando en algunas de sus esculturas, sobretodo en las realizadas en los 1440’s, toques eróticos y andróginos que fueron considerados como iconos por la comunidad LGBT+ del 1500’s. Tal es el caso de la escultura de San Jorge que se encuentra en el lado este de la iglesia Orsanmichele en Florencia, y sobre la cual, el poeta italiano Lasca describe tan emotivamente, como «el sustituto ideal de un novio viviente».
Entre lo público y lo privado
Estos toques estilísticos y temáticos en sus obras son reflejos directos de su vida privada (que gracias a escritos y cartas no terminó siendo tan privada). Las historias y anécdotas de su vida sexual fueron recolectadas por el escritor Poliziano 20 años después de su muerte.
Poliziano logró recolectar evidencias en cartas, anécdotas de personas cercanas a él, quejas y denuncias, y llega a la conclusión que Donatello era abiertamente homosexual, y había tenido varios romances en secreto con sus aprendices durante el período post 1432.
DAVID
David, una de las obras más importantes de Donatello se encuentra hoy en día en el museo Bargello de Florencia. Pedida en 1440 por Cosimo di Medici para colocar sobre un carruaje, esta escultura broncea rompió los paradigmas renacentistas y escandalizó al clero siendo la primera obra en el renacimiento totalmente desnuda, mostrando a un heroico David que posa glorioso sobre la cabeza de Goliat recién decapitada.
La escultura cuenta la historia de David y Goliat. David, siendo tan solo un joven adolescente decide enfrentar al gigante Goliat sin usar armas, solo una honda y 5 piedras, y quien, a pesar de tener todas las probabilidades en su contra, logró derribar al gigante en un solo tiro de honda, luego le corta la cabeza y se lo entrega al rey Saúl. Posterior a su triunfo, David se casó con la hija de Saúl y se convirtió en heredero al trono. Pero Saúl, celoso de ver que siendo tan joven David hubiese logrado derrotar a Goliat y, además, que llegaría a ser el Rey, manda a su hijo mayor Jonatán a matarlo. Sin embargo, llegado el momento, Jonatán lo deja, voluntariamente, escapar.
Más que amigos
La relación entre Jonatan y David fue bastante especial, lo que creó controversias a futuro ya que, gracias a ciertos detalles escritos en los libros de Samuel, muchas personas la identificaron como no solo una relación de amistad sino como algo más.
Entre los versículos más reveladores se encuentra el de Samuel 1 18:1 donde dice:
“Alma de Jonatán quedó ligada con la de David, y lo amó Jonatán como a sí mismo.”
Y el Samuel 2 1:2 que relata:
“para David, el amor de Jonatán fue más maravilloso que el amor de las mujeres.”
La pluma del águila
Estos fragmentos dejan pistas claves de lo que podría entenderse como una posible relación homosexual entre estos dos personajes, que Donatello plasma en la escultura de David, y ciertos detalles con un significado oculto, como la pluma de águila del yelmo de Goliat que sutilmente le roza la pierna, siendo una referencia al mito de Zeus y Ganimedes, en la cual, Zeus se enamora de un hermoso príncipe troyano llamado Ganimedes y se convierte en águila para raptarlo durante una caminata en el monte Ida, llevándoselo al monte Olimpo para que sea su amante y dejando en la cima del monte una pluma.
Amor hermafrodito
Todo lo anterior nos lleva a la interpretación de esta obra de Donatello, como un canon de la escultura homoerótica de la primera mitad del 1400’s.
Esta escultura abre camino a nuevas libertades que se verán reflejadas en el arte renacentista posterior, no solo de Donatello, quien continuará su recorrido innovando con nuevas obras, entre ellas el Amor hermafrodito, escultura creada solo 4 años después que el David, en la que no solo representa a un demonio, hijo de Hermes y Afrodita y que toca una lira imaginaria, sino también abriendo camino para que, en lo que queda de ese siglo, los artistas puedan expresarse de forma más libre sin tener que cumplir cánones y reglas previamente controladas por los dogmas de la Iglesia.
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